Bolillo Gómez, un acto más de impunidad

Salir a pedir la renuncia de Hernán Darío Gómez hoy es tan inútil como seguir creyendo en la reparación de victimas sin inconvenientes y con cumplimiento total.

Para todos es claro que Colombia no es un país que se indigne por sí solo, somos indignables y eso lo demuestran los sucesos ocurridos en las últimas semanas, y que llevaron a una turba a casi linchar al Director Técnico de la Selección Nacional solo por un supuesto.

No estoy saliendo a defender a “Bolillo” Gómez, pero si usted cree en el periodismo de varios canales privados que se preocupan más por vender imágenes que por informar, desmenuce lo que pasó y de pronto hasta se sorprende.

“Bolillo” Gómez es lo más parecido a un arriero antioqueño, sino que en su disfraz de ropa deportiva Adidas oculta todo lo que eso conlleva. Que para los que conocemos el comportamiento de los arrieros, sabemos que son habladores, toma trago y que se alteran fácilmente (más cuando están borrachos). El arriero común le rinde culto a su mujer, la respeta como a ninguna, pero aún así es capaz de levantarle la mano cuando necesite una muenda. Pregúntele a Liliana Rendón.

Pero no podemos salir a justificar estos hechos, sin antes preguntarnos, ¿quién necesitaba la cabeza del Bolillo? Tal vez los “Expertos” periodistas deportivos que tenemos hoy, que están indignadisimos con el fracaso de la Selección en la Copa América (evento en el que como es costumbre en los Miss Universo: éramos favoritos), o esos mismos expertos a los que no les gusta la actitud contestataria del Técnico, que sabe cómo son y les da un poco de candela para quemar, invitándolos a cine o a ver “La reina del sur”, porque son personajes que con dos comentarios sacarían campeón a la Selección, con los que no necesitaríamos de un Técnico para que entren, de los que el mismo “Bolillo” se cansó.

La agresión que Hernán Darío cometió es imperdonable, pero sobre todo es un show; un bonito show de esos a los que nos tienen acostumbrados los canales privados, donde en ningún momento se ve a la agredida, quien esta es la hora que nadie sabe quién fue. Dónde el testigo más clave es un habitante de la calle que “defendió al Bolillo porque una gente lo iba a linchar” y el dueño de un bar que triplicó sus visitas en las últimas dos semanas, pues usted puede contar con la suerte de encontrarse allá con varios representantes de la farsándula nacional.

Nos indignamos porque el Técnico de la selección golpea, pero realmente somos una sociedad violenta y solapada, que si alguien famoso hace algo mal, es reprochable y casi lo condenamos a la horca, pero si lo hace el vecino nos quedamos de brazos cruzados. Para la muestra, la estadística bochornosa que indica el maltrato al que es sometido el género femenino en nuestro país, donde cada hora son agredidas seis mujeres. Dando como resultado la alarmante cifra de 51.182 casos de violencia de pareja cada año. Pero no salimos a decir nada, porque simplemente no nos importa.

El Bolillo debe irse, con la cabeza abajo y los brazos cruzados, así como lo hemos visto caminar cuando la selección sale derrotada, pero con él, deben irse esos pensadores que salieron a defenderlo ganándose más el odio del resto del país, o al menos recurriendo a la violencia contra mujeres, especialmente una: Piedad Cordoba, a quien los medios le hicieron un show parecido en el gobierno pasado, para hacerla ganarse el odio de medio país.

Liliana Rendón, demostró todo lo que representa el Partido Conservador en este país: unos señores que creen que Colombia apenas está saliendo de la edad media y de los que solo estamos esperando la presentación de un proyecto de ley en el que pidan el regreso a la inquisición, porque si a ella el marido le pega, es lo más normal del mundo, tal vez para toda Colombia era lo más normal del mundo hasta la semana pasada, pero cuando Hernán Darío Gómez salió a pegarle a la mujer y durante dos semanas, fue indignante, igual a partir del miércoles o jueves de ésta semana volvió a ser normal y ya nadie recuerda nada, porque la memoria de los colombianos solo da para recordar el Cinco a Cero contra Argentina u otros triunfos que hemos tenido y se han publicitado (y que han sido muy pocos), pero no para recordar el daño que nos han hecho.

Felipe Peláez y Álvaro González deben dejar de sembrar más odio del que ya hay en Colombia, porque así como Francisco Santos alguna vez pidió que a Piedad Cordoba se le enterrara con el Monojojoy, estos arremetieron contra la exsenadora, una de las caras más visibles en los dialogos para lograr esa tan anhelada paz, que ha traído de vuelta a casa a muchos secuestrados.

El primero, un cantante vallenato con todos sus seguidores y toda la masa que mueve dijo que Bolillo era un héroe nacional porque la mujer golpeada era Piedad Córdoba, el segundo todo un dirigente de la Mafia Federación Colombiana de fútbol, salió a defender al Técnico de la selección diciendo que si hubiera sido Piedad Córdoba la agredida, todo el país estaría aplaudiendo.

Es tan indignante todo lo que pasa en el fútbol nacional, donde seguiremos teniendo un técnico maltratador de mujeres, que se unirá a un jugador que asesinó a un hincha y a otro que está en líos judiciales por un accidente de tránsito borracho en el que murieron personas, que según Jorge Hernán Peláez en su cuenta de Twitter, los jugadores de la Selección Colombia no enviaron la carta por su propio consentimiento, sino porque la Federación la redactó y los llamó a decirles que si no firmaban y apoyaban al Técnico, sin importar si estaban o no de acuerdo, no serían tenidos en cuenta para la Eliminatoria al Mundial 2014.

Pues señores, la violencia, ni contra una mujer, ni contra un hombre se puede justificar de ninguna manera, sea quien sea el agredido, debe denunciar ante la justicia y el agresor debe pagar lo que esto conlleva. No solo salir ante los medios (siendo una estrella de la farsándula nacional) a pedir disculpas porque se equivocó. Porque son, muchas veces, en realidad estos señores, los que representan y son ejemplos para la sociedad, los primeros que al ver que no son ese ejemplo, los que deberían dar un paso al costado, como lo hizo el Bolillo. Esperemos que este acto no sea otro nuevo caso de olvido y perdón, donde la impunidad, algo tan característico en nuestro país, vuelva a salir a flote.

Anexo:

Por aquí les había compartido mi opinión sobre este tema.